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2/24/16

El político caduca, el funcionario queda


Cuando un ayuntamiento no funciona bien, hay que dar soluciones urgentes.
Según todos los indicios y a consecuencia del bloqueo que sufre desde hace tiempo el Ayuntamiento de Valdemorillo, del que soy contribuyente, debo realizar algunas reflexiones afectas a su funcionamiento, con el ánimo de dar algunas pinceladas sobre una realidad que se viene arrastrando desde hace años.
Soy consciente, que para realizar un análisis serio, habría que establecer un estudio pormenorizado referido al momento presente que me llevaría algún tiempo. Pero, como ahora únicamente pretendo establecer un nexo de opinión con algunas pinceladas ajustadas al momento, podría resultar suficiente a expensa de ulteriores aclaraciones pertinentes, si procedieran.
El gobierno popular que mantuvo a la anterior alcaldesa durante más de cuatro lustros y la forma personal, por el que pretendía controlar todos los resortes del poder municipal instauro e impulso una serie de hábitos en la estructura laboral y organizativa de los trabajadores del Ayuntamiento que perduran actualmente en algunos trabajadores.

El antes y el después
Cuando el cuerpo funcionarial se lo permitía, Pilar López era capaz de maniobrar todas las áreas de decisión administrativa para que sincronizaran perfectamente desde su control y manejando los resortes que pudieran transcender de manera diferente a lo pretendido. Los funcionarios planificaban, una parte de su trabajo, siguiendo directrices específicas. Por su buen hacer, según criterio de la alcaldesa, se elevaron los niveles funcionariales a los máximos permitidos. Ver artículos 71 y 72 del Real Decreto 364/1995, de 10 de marzo.
Si partimos de la base que un funcionario es un trabajador que cumple en un organismo estatal y que según el artículo 9 de la Ley 7/2007, está vinculado al Ayuntamiento por una relación estatutaria regulada por el derecho administrativo para el desempeño de servicios profesionales retribuidos. Y que de manera regulada, desempeñarían sus tareas con arreglo a los principios: objetividad, integridad, neutralidad, responsabilidad. Además de con transparencia, ejemplaridad, austeridad, accesibilidad, eficacia y honradez. Sin aceptar trato de favor o situación que implique privilegio o ventaja. Desarrollando el trabajo con economía y eficiencia por interés del ciudadano. Todas estas consideraciones deberían ser tenidas en cuenta por el actual equipo de gobierno para establecer unas pautas que permitieran un más correcto funcionamiento de la gestión municipal y de todas las circunstancias que rodearon al Interventor general y muy especialmente los atascos administrativos de la secretaria, además de aquellos acontecimientos que están imposibilitando un eficaz desarrollo en la gestión pública municipal para resolver dentro de plazo los procedimientos o expedientes de su competencia.

4 comentarios:

  1. Luis Herranz Rodado25 de febrero de 2016, 0:25

    Solo el titulo: "el político caduca, el funcionario queda" me lleva a la idea y necesidad de que debe haber una clara división entre "gobierno" y "administración", incluso en un ente como es un Ayuntamiento. ES evidente, lo sufrimos en nuestra carne, lo oímos todos los días en los telediarios.

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  2. Conforme con el fundamento del análisis, pero hay que reconocer que los trabajadores que realizan su cometido para políticos ambiciosos corren el peligro de penetrar en una dinámica indeseable. Estos días, desgraciadamente estamos conociendo como se pueden degradar los políticos por el poder del dinero, mientras que los funcionarios quedan como convidados de piedra.
    Hay que romper una lanza por los trabajadores de Valdemorillo que tienen que aguantar la incompetencia de algunos políticos ineptos y otros ambiciosos, siempre respetando su ética profesional limitándose a ver oír y callar.
    El programa de Mercedes Milá de hace algunos años coloco en la opinión publica una serie de preguntas que fueron respondidas por un veredicto judicial claro. Cuando se llega a este punto los interrogantes dejan de tener sentido. Cada “cual y cada cuala” tendrán que cargar con sus cuitas personales para toda la vida.

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    Respuestas
    1. Por elemental estética, el anónimo deberia buscar cualquier alias para ofrecerse a la opinión pública. Respecto a su punto de vista sobre el tema, debo decir que estoy básicamente conforme con el análisis, pero precisaría de alguna matización.

      El buen funcionario, el verdaderamente preparado para desempeñar su obligación conoce plenamente los límites del político de turno que marca su pauta con su verdadero cometido. Y tiene la obligación de dejar constancia documental de todo aquello irregular que detecta, desde su punto de vista, para no incurrir en prevaricación.

      El trabajo político es uno y el funcionarial es otro que pueden coincidir o no en cualquier proceso. Mal asunto si un funcionario es apartado de su trabajo por un Director General o un Concejal cuando el funcionario no tiene necesidad de demostrar el nivel de conocimientos

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  3. La mesa de trabajo del Secretario municipal,constituye por si misma el reflejo claro de lo que Jesús argumenta en el escrito.Solamente falta manguito y visera para representar siglos pasados ¿Cómo permite semejante espectáculo la alcaldesa? Demuestra la incompetencia firme de quien es capaz de organizarse y una prueba de la influencia de un tiempo pasado.

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