Una ocasión única para la cultura de Valdemorillo



El teatro como alternativa de articulación social para la juventud
El Centro Cultural de Valdemorillo, como en otros pueblos y ciudades de España, ha encontrado un terreno fértil para que muchos jóvenes puedan seguir dedicando horas y horas a convivir y preparar producciones y montajes teatrales.
Hay que partir de la base necearía para conocer que el teatro de aficionado instituye fundamento primordial para el desarrollo del teatro en general y acceso a la actividad de las artes escénicas para muchas personas que, posteriormente, de forma profesional, se dedican a esta actividad, o que mantienen la condición de aficionados a lo largo de su vida, trabajando altruistamente por la cultura.
El teatro de aficionado es una efectiva escuela de formación, en la que se adquiere la experiencia y los conocimientos previos para el desarrollo de la interpretación y de otras variantes artísticas como el vestuario, maquillaje, dirección, escenografía, diseño, etc. También son una importante alternativa de articulación social para la juventud, ofreciendo opciones de ocio, frente a los problemas derivados de la sociedad individualista, consumista e insolidaria que vivimos.
Los y las jóvenes que hacen teatro están desarrollando una actividad que requiere trabajo, formación, estudio, puesta en común con los demás, asumir los valores del trabajo en equipo, dedicación y sacrificio en horas de ensayos, etc. Al mismo tiempo desarrolla un dinamismo de expresión muy rica en matices de todo tipo tendente a la consecución de una actividad común y solidaria, de resultado colectivo e integrador como se ha podido observar durante estos días en la casa de Cultura de Valdemorillo.
Las obras teatrales expuestas estos últimos fines de semana, poseían características y leyes propias, en función de la época, de la personalidad del grupo o de otras circunstancias en las que es habitual que se conceda, a unos u otros, mayor relevancia dentro del conjunto. En el diseño escenográfico las mayores innovaciones se debieron al desarrollo de nuevas formas libres que permitieron la creación de escenarios, dotados de mayor plasticidad que liberaron a la escena de la apariencia pictórica proporcionada por la estructura clásica del proscenio.
Para poder fomentar el teatro aficionado, es preciso destinar un porcentaje de la contratación en las programaciones municipales. En una sociedad de mercado, parece más lógico que las instituciones públicas financien la actividad sin ánimo de lucro.  Es innegable el mérito de estos jovenes, que hacen el papel de auténticas escuelas de arte dramático y que han acabado alimentando el teatro de profesionales cuando el acceso a las formaciones en este campo es más complejo. La organización de estos colectivos se suele realizar en universidades, escuelas y entidades y puede ser el mismo grupo o  sección de una entidad mayor.



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