Hay que buscar, para encontrar, la verdad
La gente joven debe busca la verdad, su
verdad, como una obligación ineludible para posicionarse en el lugar adecuado.
No se puede construir un jardín en un
desierto, por muchos oasis que haya en él, tarde o temprano llegará el día en
que a las cosas se les llame por su nombre.
El problema está ahí, está en eso, en llamar gris a lo
negro o a lo blanco, dependiendo de los intereses que tenga cada cual, o peor
aún decir que lo negro es blanco o viceversa, y no ruborizarse. Nunca, nunca se
podrá salir de ese círculo vicioso, mientras nos dejemos engañar, o lo que es
peor nos auto-engañemos.
Esta sociedad en la que ahora nos ha tocado vivir,
está basada fundamentalmente en una mentira de intereses. Creo que sería
conveniente desenmascarar la mentira de una vez por todas y hacerla salir
definitivamente de sus catacumbas. Al igual que la libertad es, simplemente, la
ausencia de opresión, sin acudir a circunloquios y filosofías baratas, la
verdad es, podríamos decir, la carencia de mentiras. Es absurdo buscar la
verdad, porque si la deseas la vas a encontrar, lo más inteligente es intentar
descubrir las mentiras que desactiven una “verdad aparente”.
Busquemos la mentira en cada asunto que nos interese,
así la “verdad” caerá por el propio peso de la mentira. Muchas cosas están
fundamentadas sobre una mentira que no queremos ver y en la que algunos se
sienten muy bien y retozan con gusto acompañando a los gorrones que la
sostienen, mientras la gran mayoría del pueblo que vive en el anonimato buscado
o querido la sufre. Por eso, deberia ser la obligación primordial de cada joven,
intentar poner al descubierto todas las mentiras y falacias de su entorno
inmediato, ya que resulta imposible construir una sociedad justa y libre basada
en una mentira, no hay otra manera de hacer una renovación que empezar por
poner de manifiesto toda la falsedad que nos han introducido, haciéndonos creer
que son verdades incontestables.
La
mentira vuelve tontos a los más listos y malditos a las mejores personas. Tal
vez por eso, todos los ciudadanos que nos consideramos de bien, debemos
desenmascarar a los mentirosos y ponerlos a merced de la opinión pública.
Debemos fijarnos como obligación intentar redescubrirnos en la verdad desnuda,
sin aristas y donde todos y todas nos encontremos como en nuestra propia casa.
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