Cuando Europa fue menos liberal, fué más justa



Les invito a una reflexión desde la razón.
¿Se imaginan ustedes todo el resentimiento social producto de la crisis suelto en las calles, sin el cauce que le ha dado Podemos?"......
…….Se llama Revolución social.

Para más de uno, "Ser libres", en una noción del término al uso, siempre estará más cerca de lo que defienden los liberales, con el prefijo o sufijo que mejor guste: neo-liberales, liberal-conservadores, ultra-liberales, etc., que de cualquier otro modelo de interacción social y económica, surja éste de donde surja. De tal modo que las movilizaciones de indignación-contestación, sea en las calles o en las urnas, que venimos viendo en los últimos tiempos no están impulsadas por un afán de libertad, ni siquiera de justicia social.

Pero la realidad es que, cuando Europa fue menos liberal, más reguladora, fue un continente más justo, cuando se rindió al liberalismo, se sumó al mundo de la desigualdad y de la exclusión social. La UE no ha sacado lecciones de su pasado reciente, sino que ha importado los modelos del FMI y del Banco Mundial. En lugar de valerse de su capacidad para crear alternativas, ha cedido a los modelos neoliberales que ya han fracasado en todo el mundo. Cuando se mira a Europa, lo que se ve es la destrucción de los derechos sociales que han sido sus señas de identidad durante décadas. Se han ha perdido su contenido democrático, las democracias europeas pierdan sentido, se vuelvan reiteración de lo mismo mediante distintas siglas partidarias.

El drama de Grecia representa ese sometimiento. Un pueblo quiere romper con el círculo vicioso que la dominación del capital especulativo impuesto y hace una consulta popular por la cual la ciudadanía expresa su voluntad de ruptura de esas cadenas. Pero las estructuras económicas y políticas de poder. El poder del capital financiero se contrapone a la soberanía popular, a la democracia del pueblo.

Si se sigue impidiendo que nuevas fuerzas como, Syriza o Podemos puedan llegar al gobierno para pongan en práctica políticas alternativas, la democracia política estará siendo reducida al ridículo, a cualquier cosa sin contenido popular. Y para intentar bloquear esos nuevos proyectos que plantean cara al liberalismo económico más radical.

Para intentar bloquear a esas alternativas nuevas se desata el monstruoso poder mediático para generar formas de rechazo a esas fuerzas mediante campañas de mentiras y difamaciones, de diseminación del miedo al cambio, que es la única fuerza que queda a las fuerzas conservadoras y sus variantes mal disfrazadas de renovación de lo viejo para intentar que sobreviva. En esa lucha entre lo viejo y lo nuevo, en el no Podemos y el Podemos, entre la resignación y la indignación, se juega el destino de la democracia en Europa.

Comentarios

  1. Mariángeles Muñoz27 de agosto de 2015, 12:32

    Cuanto más ahondo en la condición humana menos convencida estoy que seamos depositarios de alguna voluntad de libertad real. Si lo miramos fríamente, "ser libres", en una noción del término al uso, siempre estará más cerca de lo que defienden los liberales (con el prefijo o sufijo que mejor guste: neo-liberales, liberal-conservadores, ultra-liberales, etc.), que de cualquier otro modelo de interacción social y económica, surja éste de donde surja. De tal modo que las movilizaciones de indignación-contestación (sea en las calles o en las urnas) que venimos viendo en los últimos tiempos no están impulsadas por un afán de libertad, ni siquiera de justicia social.

    Lo que hay detrás de todas ellas es un simple anhelo de mejorar la situación personal de cada cual, y es por ello que empeños como el de Podemos se vienen abajo con tanta facilidad. Alguien dijo alguna vez que las revoluciones nunca se hacen por un plato de lentejas, y es rigurosamente cierto.

    Los desposeídos de todo país y toda época mueren silenciosamente en medio de la iniquidad y la miseria, sin amago alguno de rebelarse contra nada ni contra nadie. Para ello, para levantar la voz y mantenerla alzada, hace falta un anhelo inmaterial. Y es precisamente la cristalización de ese anhelo lo que no ha sabido resolver la izquierda, ni la de antes ni la de ahora.

    En mala hora dijo Marx aquello de que al capitalismo lo matarán sus propias contradicciones. Ha sido eso lo que ha hecho que la izquierda se siente a esperar a ver pasar el cadáver de su enemigo. Pero éste se resiste a morir, de hecho está más vivo que nunca.

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    1. Nuestra forma de pensar está influida por la cultura en la que estamos inmersos.
      Nuestra cultura actual es la de un sistema capitalista, basado en el consumo y
      la competitividad. Por esta razón pienso que hay hambre, pobreza, guerras y degradación del medio ambiente.
      Me gustaría vivir en un mundo comunista libertario, donde el principio fuera la austeridad para no degradar el medio ambiente, y la cooperación y la solidaridad entre personas y pueblos. Todo con una base en el conocimiento y la mentalidad crítica, de no fiarse ni de la sombra de uno.
      Ningún partido tiene esos objetivos, aunque en algunos hay personas antisistema, pero son tachados de radicales y extremistas.
      Con la edad me siento cada vez más radical y cada vez más pacifista y en contra de la violencia.

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    2. Mientras, el hambre crónica impide a la gente alcanzar su pleno potencial, el hambre cero lo cambia todo. Con ella, los niños pueden permitirse soñar, las comunidades pueden lograr su autosuficiencia y los países en vías de desarrollo pueden hacer inversiones a largo plazo que beneficiarán a generaciones"
      Pero: En el mundo las personas que pasan hambre son 17,5 veces la población total de España. Son 37 millones menos que el año pasado pero muy lejos de la meta de "hambre cero" que se marcó en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), cuyo plazo vence a finales de 2015

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    3. Lo de que "los desposeídos de todo país y toda época mueren silenciosamente en medio de la iniquidad y la miseria" no lo termino de ver claro. Así, por lo pronto, me vienen a la memoria las rebeliones populares del siglo XIV. Es cierto que los que participaron en ellas fueron masacrados, pero antes de morir bicieron bastante ruido.

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  2. Profesor:Alarma comprobar que de nuevo en 2015 el orbe capitalista se adentra en una etapa de sombrías expectativas de las que no cabe excluir una súbita implosión.
    El moderno holocausto de las migraciones del hambre procedentes de África, guerras civiles y Estado fallidos; el auge de los nacionalismos excluyentes y la xenofobia en muchos países desarrollados; la proliferación de fanatismos religiosos beligerantes; las lacerantes desigualdades sociales impuestas por el dogma financiero; el fracaso de la construcción europea como espacio de prosperidad y equidad; las altas cotas de pobreza, marginación social y paro existentes en amplias capas de la población mundial; la fosa de la corrupción sistémica que ceba el capitalismo de amiguetes del área occidental; el surgimiento de un bloque excomunista liderado por Rusia y China volcado al capitalismo de oligarcas, el absolutismo político-ideológico, la intolerancia cuartelera y la represión de la disidencia; el rebrote militarista en antiguas potencias como Japón; la desestabilización geoestratégica que el Estado Islámico están provocando en las fronteras del viejo continente con Turquía y la orilla sur del mediterráneo; las amenazas de una explosión demográfica y el peligro de colapso ecológico, dibujan un
    polvorín civilizatorio al límite de la reacción en cadena. Con el añadido de que en el siglo XXI el arma nuclear forma parte del arsenal de los bloques en conflicto y que el malestar de amplias zonas de la población es aprovechado por demagogos y políticos sin escrúpulos para pulverizar los tradicionales vínculos de solidaridad de anteriores internacionales. En este contexto lleno de amenazas globales la tentación lógica sería olvidar los asuntos internos para centrarse en los externos recurriendo al tópico frentista de forzadas unidades populares que ya saltaron por los aires cuando los gobernantes “llamaron a filas” a sus ciudadanos en aquella Primera Guerra Mundial.

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    1. Es lo que tienen los ¿analisis? apocalípticos. Justifican la pasividad. ¡Arrepentios hermanos, el FIN se acerca!

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  3. Las democracias liberales se suelen caracterizar por la tolerancia y el pluralismo político; las ideas sociales y políticas diferenciadas, incluso las más extremas, pueden coexistir y competir por el poder político siempre sobre una base democrática. Las democracias liberales celebran periódicamente elecciones donde los distintos grupos políticos compiten para alcanzar el poder. En la práctica, estas elecciones las ganan los grupos que defienden la democracia liberal, de modo que el sistema se perpetua a sí mismo

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  4. Tienes toda la razón, Jesús. Y no lo digo yo (que también). Te apoya Sir Ritchie Calder:El que está enfermo no puede elaborar alimentos ni ganar lo suficiente para comprarlos; el hombre enfermo y hambriento es además un ignorante, pues se halla en un estado de letargo en el que no puede instruirse; y el enfermo, hambriento e ignorante es incapaz de conseguir una mejora social. De este modo se crea el circulo vicioso de la miseria.
    En cambio, lo del mundo comunista libertario no termino de asimilarlo. Nunca he visitado el país de Nunca Jamas

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