"Cuando el pueblo teme al gobierno hay tiranía.

Sí ocurre al contrario hay libertad". Thomas Jefferson

"No podemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial, ni becarios universitarios que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas.

España ha aumentado la desigualdad porque mucha gente se ha quedado sin trabajo, y por consiguiente sin ingresos, los que son propietarios de empresas están mejorando porque los gastos le han disminuido y siguen haciendo negocios. La masa de trabajadores sufrió, en los años del boom de la construcción una inflación de 5 millones de obreros inmigrantes extras, por culpa de unos y de otros. Con la crisis algunos inmigrantes y españoles se fueron al extranjero, pero la mayoría, unos 4 millones, siguen en España. Y el sistema productivo español no tiene fuerza ni recursos suficientes para arreglarlo. La recuperación puede paliarlo, pero no más allá de emplear en época de bonanza, es decir, en primavera verano, 2 millones de trabajadores, quedando unos tres millones si empleo. Estos van a seguir porque a lo más se le dará un subsidio de 450 euros y la desigualdad va a seguir creciendo.

Ante la desvergüenza de una política económica que promueve la desigualdad, que separa a ricos más ricos y a pobres más pobres. De nada sirven los comedimientos de cambio de imagen que pretende Rajoy, si su política económica no se modifica. Cuando ya se sabe que la desigualdad aumentará y el número tanto de ricos como de pobres se incrementará por mucho que nos venda que estamos creciendo y las cifras macroeconómicas son prometedoras, pero que no llegan a los bolsillos del trabajador.

Dará igual lo que puedan hacer los ayuntamientos dentro de sus limitadas competencias, igual las promesas que puedan hacer unos y otros, desde el momento en que la nueva alcaldesa de la Capital del Reino legitima su incumplimiento al afirmar que las suyas no eran más que un conjunto de “proposiciones sin necesario cumplimiento”.

Por supuesto, a la inmensa mayoría de los españolitos nos da igual quienes sean designados nuevos ministros, si se les exige ser obedientes de las directrices del Presidente que son las mismas que la Troika. Da igual lo que nos vendan, da igual lo que nos digan. Da igual que nos hablen de regeneración democrática, de transparencia o tolerancia con la corrupción. Da igual que la izquierda no se armonice, que el descrédito político sea difícilmente reversible, que el Parlamento no cumpla su función o que imputen a unos o a otros ni quien dimita o no que cambiemos de concejales en Valdemorillo, que nos cargáramos a una alcaldesa que algunos nos pareciera improcedente.

El PP de Rajoy que está favoreciendo a unos españoles y humillando a otros. Zapatero antes, son los culpables de esta catástrofe humana. El nuevo PSOE, sigue siendo una incógnita, no es de fiar para que renueve lo suficiente sus estructuras económicas y de la injusticia social, con el lastre de Andalucía a las espaldas. Ciudadanos es evidente que tampoco parece que pueda valer para ser una regeneración de la derecha sociológica civilizada. Izquierda Unida está en horas bajísimas y bastante tiene con intentar respirar con sus agónicos resultados. Para finalizar Podemos, poco a poco, se va integrando en el sistema partidario al que resulta difícil creer que pretenda y consiga frenar la desigualdad existente y que sus propuestas sean lo suficiente claras. Actualmente se sienten muy presionados por la oligarquía capitalista que controla los poderes importantes de comunicación. En tales condiciones es difícil que España pueda llegar a ser un país y justo, tal y, como algunos pobres ilusos y utópicos nos habíamos imaginado tiempo atrás. Pero desde luego con este PP reincidente de Mariano Rajoy la quiebra social continuará ante la indiferencia general de los ciudadanos que para más “inri” le siguen votando sin conocer realmente lo que están haciendo, considerando que ellos representan el orden y el concierto pero que nos están hundiendo en la miseria a muchos españoles.