El ciudadano tiene cuatro años para olvidarse.



CON MALA POLÍTICA SE CORROMPE LA VERDAD
Estamos a punto de acudir a las urnas. ¿Los políticos deforman o mienten más durante la campaña electoral? Como regla general los políticos SÍ MIENTEN, y mienten más cuanto más codicien el poder.
Lo más peligroso, y lo que sucede, es que los políticos sí dicen muchas medias verdades para que los ciudadanos saquen sus propias conclusiones... pero erradas. El efecto de los mensajes lanzados durante una campaña electoral son de corto plazo, por lo que la tentación del político es decir lo que sea más eficaz y le resulte más beneficioso. Si una semana después se admite que algo de lo que se dijo es en realidad más complejo o no era  cierto, el ciudadano tiene cuatro años para olvidarse.
En términos generales, la política tiende a corromper la total sinceridad. Nos hemos acostumbrado con facilidad a la mentira; no creo que se trate, con todo, de un fenómeno reciente, aunque sí me parece que ha llegado a ofrecer características extraordinariamente graves. Aceptamos la mentira porque no somos valientes para exigir la verdad y rebelarnos contra quien impone la farsa. No es el afán de ser engañado, sino el miedo a no sobrevivir si se lucha porque la verdad se abra paso, lo que explica la favorable acogida de la mentira y de los mentirosos y mentirosas en el ambiente político, fundamentalmente en aquellos con fácil verborrea… mienten y mienten… y parece que no les o las importa que les las cojan en renuncio una y otra vez.
Podríamos llegar a la conclusión de que nuestros y nuestras políticos nos mienten porque NOS DESPRECIAN, y la prueba de que aciertan es que les seguimos dando lo único que necesitan de nosotros, nuestro voto esclavo de unas convicciones en las que nadie que no sea un completo memo puede creer a pies juntillas.
Pero no deberia engañarnos esta realidad, ni  de extrañarnos la situación porque somos herederos de un larguísimo período de autoritarismo franquista. Tras el breve paréntesis de libertad que supuso la transición, nuestros gobernantes han mostrado una peligrosísima tendencia a la autocracia apoyada  por el disimulo general y por la venia con la que se despachan las mentirosas proclamas de democracia. Debiéramos ser conscientes de que solo con un mínimo de libertad de opinión y de respeto a las reglas del diálogo civilizado puede tener futuro un ideal político que, al menos entre nosotros, está en grave riesgo por todos los flancos.
La mentira política nunca circula sola; se acompaña de la mentira financiera, de la mentira judicial, de la mentira monetarista, un paisaje surrealista que es el que ahora se divisa. Es una desgracia que la mayoría de los españoles y españolas pensemos que la democracia consista en que ganen los suyos y que, si es para ese fin, se dé por válido cualquier disparate. Las ovejas son mansas porque siempre se creen aquello de que viene el lobo. 




Comentarios

  1. ¿En quien estaba usted pensando Profesor, cuando a Pinocha la pone el pelo largo?

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  2. La mentira casi habitual de los malos políticos está haciendo un daño atroz a esta democracia. Los abundantes malos políticos no tienen ningún rubor en engañar simplemente para ser considerados políticos, sin embargo la ciudadanía sabe que mienten y no hacen nada por evitarlo.
    Creo firmemente que ahora estamos atravesando un momento de transición en donde los políticos mentirosos no deben tener cabida ya que estamos demasiado hartas de tanta patraña que se materializa en corrupción con un alto coste para la ciudadanía.
    La conciencia de lo público que estamos pagando entre todos debe abrirse paso entre

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  3. Y es que la mentira, de ordinario un concepto ético, se convierte en política en una cuestión ideológica. Con frecuencia, los ciudadanos nos sentimos inclinados a justificar e incluso participar en las mentiras del político con quien sentimos afinidad ideológica. El problema potencial viene cuando los líderes dicen mentiras que ellos creen que sirven a sus intereses.
    Según el experto, el perdón ideológico es el balón de oxígeno de las mentiras políticas. Gracias a él, la realidad se convierte en un punto de vista y faltar a la verdad a conciencia –que es lo que diferencia un error de una mentira– deja de ser una práctica injustificable para convertirse en algo que está bien o mal dependiendo de su contribución a nuestra causa ideológica.

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  4. Aún no ha emprendido ninguna de las cinco campañas electorales que sufriremos este año y numerosos políticos han batido ya varias veces sus propios récords de imposturas, engaños, invenciones, calumnias… mentiras puras y duras, vaya, con las que siguen creyendo que ganarán votos de ciudadanos crédulos. Parecen ignorar que la misma tecnología que hoy les permite multiplicar ese bombardeo de embustes, como el que tantas veces usaron para embaucar a los votantes, es la que ahora capacita hasta al más humilde de los electores para descubrir enseguida la falsedad de esos tahúres.
    Los que han estado robando durante décadas cientos de millones de euros de los fondos públicos (mediante tramas como Gürtel, Púnica, Nóos, Palau, Pallerols, ERE
    La mentira terrible a la que estamos siendo sometidos por parte de los políticos. No hay forma de hacer nada en el actual estado de las cosas. No hay confianza.

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