SACAR tajada o METER armonía


TODA LA VIDA ES SUEÑO, Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON.
Debía comenzar este trabajo partiendo de dos frases  de Paulo Coelho que dicen así:  
Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él. 
La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante.
Soñé que la democracia de Valdemorillo se igualaba con las demás democracias avanzadas, recuperando los años perdidos y de retraso en su calidad. SOÑÉ QUE LOS POLÍTICOS MUNICIPALES DIMITÍAN, como norma habitual, cuando eran cogidos en un renuncio o se les notaba que tenían demasiado interés en la concierna ciudadana. Esa nueva idílica y maravillosa democracia no permitía engañar a los ciudadanos como hace Dña. Pilar y su sequito
Se debatía todo con buenas y democráticas, maneras y se conocía plenamente, los y deberes y derecho que tienen los ciudadanos. Y que había unanimidad en saber cuáles eran esas maneras democráticas.
Que la JUSTICIA ERA RÁPIDA y todo aquel o aquella que lo hacía terminaba pagando su culpa, lo que permitía que existiera una buena relación entre los ciudadanos y sus políticos. Que la gente no se metía a la política para SACAR tajada, sino para METER armonía y solidaridad entre el pueblo.
Que LA IGLESIA CATÓLICA no interfería en asuntos políticos y tenía como función la misión puramente evangelizadora, portadora de paz, justicia y solidaridad entre todos. Con independencia de su doctrina, su tendencia sexual o su clase social.
Que no permitía acoger a nadie, que aprovechándose de su prójimo, no reparaba antes su culpa solicitando su perdón. Que no había más víctimas que los parados y con ellos la sociedad no cesaba hasta encontrar para ellos una solución factible.
Que el Parlamento volvía a ser la Casa del Diálogo no crispado. Cuando un POLÍTICO MENTÍA una vez recibía un aviso para reparar su falta. Si mentía por segunda vez se le retiraba de los Plenos, y si mentía nuevamente no podía ser político. También, en esta nueva democracia los medios de comunicación eran neutrales y objetivos, es decir, honestos. Que toda la política nacional y todo el Presupuesto se habían dirigido principalísimamente a la innovación, el progreso, el avance del pueblo y el desarrollo de su cultura. Que ningún ciudadano, niños incluidos, pasaban hambre y la caridad había sido sustituida por la equidad.
No existían las mayorías absolutas que pudieran caer en el despotismo y el fraude. La enseñanza era universal y gratuita, sin imposiciones ideológicas y los ciudadanos de Valdemorillo valorábamos la cultura. EL PLAN GENERAL ERA MODIFICADO, teniendo en cuenta únicamente los intereses del pueblo, no los beneficios de alguna inmobiliaria que pagó bien su merced de espaldas a la concierna popular.
Que los enfermos estábamos atendidos, la sanidad pública se recuperaba y organizaba, y las privatizaciones se anulaban y la libertad era un bien preciado, del que no abusábamos y deformábamos. Tal vez por todo ello las leyes recogían el sentir del pueblo y la austeridad se repartía mejor y progresivamente.
Toda esta armonía social había propiciado la creación de una España ágil y moderna. La sociedad había dejado de ser cruel, por lo que lentamente íbamos recuperando nuestro bienestar pasado y destrozado aún no sabíamos por qué ni de qué fuimos culpables. Porque el odio, el rencor, el desprecio y la ignorancia ya no nos lastraban.
Cuando desperté del sueño, yo ya no estaba, tampoco muchos de los que ahora son. Simplemente habíamos desaparecido de este mundo y todo el  dinero mal conseguido y atesorado ya no nos servía para nada.
Para finalizar, como empecé, con una conocida frase de P. Calderón de la Barca: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

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