Los enemigos del hombre y nuestras miserias
El catecismo Ripalda Siendo niño, hace muchos años, aprendíamos de memoria en la escuela el catecismo Ripalda. Íbamos a un colegio segregado por sexos y bajo el manto protector de franquismo, como no podía ser de otra forma priorizaban tanto el espíritu sobre el cuerpo. Los niños de entonces nos preguntábamos qué significaba eso de que los enemigos del hombre eran, "mundo, demonio y carne", ya que nuestro 'mundo' se ceñía a ir desde la escuela a la iglesia adyacente con miedo metido en nuestras entretelas por las posibles penas del infierno como preparación a nuestra "primera comunión". El Demonio era el culpable de todas nuestras miserias. Eso de la carne no lo entendíamos demasiado ya que apenas comíamos en aquellos años de penumbra y hambre, y tan solo estaba reservada para el día de Nochebuena que mi abuela mataba una gallina de su corral. Los huevos fritos con patatas, la sopa de ajo y el pisto eran la comida de moda. Aprendíamos de memor