Ningún niño nace violento.
Tanto el problema como su solución no está en los genes, está en la educación. Ya no se necesita ser “un macho” para ir por la vida pero se sigue transmitiendo como valor masculino la fuerza de ser capaz de mandar, de imponer su voluntad. Sin embargo, la imagen femenina se sigue asociando a la debilidad, la disponibilidad, la vulnerabilidad . La violencia de género es un desacato de los derechos humanos. Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido alguna vez en su vida violencia física y/o sexual. La mayor parte de las veces, el agresor es la pareja; casi un tercio (27%) de las mujeres de 15 a 49 años dicen haber sufrido este tipo de violencias por su pareja. El “macho”, se construye como superior a la fémina y sobre ella debe demostrar autoridad. Las niñas y los niños incorporan los comportamientos que aprenden desde su nacimiento, agregando estereotipos construidos sobre el sexismo y la violencia que presencian en su en