Valdemorillo Despierta

! ALCALDESA, DIMITA !  Es necesario cuando hay imputaciones. Cuando una buena parte de la población lo pide y se ha creado un partido que intenta mostrar una realidad corrupta. La dimisión se reclama en redes sociales para evitar tener que colocar pancartas o poner pintadas en las paredes. En España hay cerca de 350 políticos imputados, según datos recopilados por Europa Press, pero el número de dimisiones es insignificante. Cuanto ha costado dimitir a la alcaldesa de Alicante habiendo acumulado tanto presunto delito, con grabaciones que muestran el fondo de una realidad incuestionable. Lo que se está viviendo en España contrasta con lo que sucede en otros países. En Alemania, por ejemplo, la ministra de Educación dimitió en febrero por el presunto plagio de su tesis doctoral hace 33 años; en el Reino Unido un destacado diputado dimitió por mentir sobre una multa de tráfico; en Francia, dimitió el secretario de Estado de Presupuestos francés por no declarar un

VALDEMORILLO, NECESITA UNA CATARSIS No es necesario ser sociólogo para   para percatarse de una realidad que se abre paso entre la parte más concienciada de la opinión pública, que considera que   los pactos interesados no son buenos. Menos cuando se hacen contra del pronunciamiento de las urnas y de manera interesada y en donde se fuerza codiciosamente un pacto cicatero con verdades absolutas. En donde no se acepta la mínima crítica, en donde se reclama, de sus correligionarios, obediencia perinde ac cadáver , y que se anatemizan ipso facto a quienes se atreven a llevar la contraria. En donde se ve en la crítica política una amenaza y en el control un peligro real y sólo se fía de aquellos a los que pueden fácilmente intervenir. En donde se pretende a los trabajadores transformarlos   en marionetas, en auténticos correveidiles in pensantes, que tienen que tragar carros y carretas para poderse mantener en la poltrona. Basta escuchar la voz de la calle para oír que todos los

EJE CORRUPTO DE PODER EN VALDEMORILLO El poder ha sido el eje corrupto que venimos arrastrando desde la Transición que nos posicionó ante un problema estructural, relacionado con el hecho de ser un país donde las finanzas y la banca forman el eje de nuestro sistema económico, que pretendía huir del riesgo de la competencia en un mercado global, con una dinámica de control de sectores cerrados como el inmobiliario y que encontraron un Valdemorillo en momentos de expansión. No estamos ante un modelo generador de fortuna, que se sustenta en perfectos entramados económicos dirigidos a apropiarse de la riqueza ya generada. Este saqueo de corrupción se genera como consecuencia del control directo que esta élite empresarial del entorno ejerce sobre nuestros recursos públicos. Un modelo económico así requiere del control de la subvención, de la adjudicación de contratos, de la licencia de obra concedida, del pliego de externalización a medida, de puertas giratorias, de la